Este lunes 20 de enero, Donald Trump asumió el cargo como el 47° presidente de los Estados Unidos, en una ceremonia marcada por un discurso cargado de promesas y declaraciones audaces. En su intervención, ratificó su enfoque en temas clave como migración, economía y geopolítica, prometiendo devolver a Estados Unidos a su «lugar legítimo» como la nación más poderosa y respetada del mundo. En un giro simbólico, Trump anunció su intención de cambiar el nombre del Golfo de México al Golfo de América, resaltando su visión nacionalista.
Durante su discurso, Trump destacó el carácter histórico de su regreso a la política, recordando a aquellos que dudaban de su capacidad para retornar a la presidencia. «En Estados Unidos, lo imposible es lo que hacemos mejor», dijo con firmeza, mientras reafirmaba su compromiso de poner a su país «en primer lugar». Aseguró que este 20 de enero sería recordado como el «día de la liberación», un día para superar lo que llamó el «establishment corrupto» que, según él, ha dominado la política estadounidense durante años.
El nuevo presidente también aprovechó la ocasión para hacer referencia a su intento de magnicidio el verano pasado, agradeciendo a Dios por haberle dado la oportunidad de regresar al poder. En sus primeras palabras al pueblo estadounidense, Trump prometió abordar la «crisis de confianza» que enfrenta el país, asegurando que su gobierno no utilizará el Departamento de Justicia como un «arma política». Además, dejó entrever que no se dejaría intimidar por los procesos legales que enfrenta, reiterando su mensaje de unidad y determinación para hacer de Estados Unidos una nación «más grande, más fuerte y excepcional».
