Argentina ha sido escenario de violentos disturbios en las últimas horas, los cuales reflejan el creciente descontento social con las políticas del presidente Javier Milei. En las calles de Buenos Aires, manifestantes y policías protagonizaron enfrentamientos que incluyeron el lanzamiento de piedras, petardos y bombas de estruendo, mientras la policía respondía con gas pimienta y balines de goma. Las protestas, impulsadas principalmente por los jubilados que exigen un aumento en sus pensiones, han recibido el apoyo de hinchas del fútbol, sindicatos y agrupaciones progresistas, quienes se oponen al ajuste fiscal implementado por el Gobierno.
Los incidentes se concentraron cerca del Congreso, donde los manifestantes desafiaron los cordones de seguridad establecidos por la Policía para despejar las áreas cercanas al Parlamento, protegido por barreras metálicas. A medida que los enfrentamientos escalaban, la situación se tornó más violenta, con la Policía utilizando cañones de agua y otros métodos para dispersar a la multitud. Esta protesta refleja un profundo malestar por las políticas económicas de Milei, que han afectado a amplios sectores de la sociedad.
Además de los disturbios en las calles, la tensión política se trasladó al Congreso, donde las sesiones parlamentarias fueron interrumpidas por riñas físicas entre diputados. Este incidente pone de manifiesto la polarización interna que vive el país, con un Gobierno de Milei cada vez más cuestionado por su manejo de la economía y las medidas de ajuste. La violencia y el caos que han sacudido a Buenos Aires en las últimas horas no solo afectan la estabilidad política, sino también la percepción pública del actual Ejecutivo.
