
En Beijing y otras ciudades de China, el transporte ecológico se ha consolidado como la opción predominante en las calles, marcando un claro compromiso del país con la sostenibilidad. Además de un impresionante sistema de metro y autobuses eléctricos, las calles están llenas de motocicletas y bicicletas eléctricas, reflejando un cambio radical hacia energías limpias en las grandes metrópolis. Este auge en el transporte eléctrico se complementa con la proliferación de automóviles particulares de bajo impacto ambiental, lo que resalta el liderazgo de China en la industria de vehículos eléctricos.
La apuesta de China por la «tecnología verde» es parte de una visión más amplia para reducir las emisiones de carbono y enfrentar el cambio climático. Desde 2001, el país comenzó a producir vehículos 100% eléctricos, posicionándose como líder mundial en la fabricación y consumo de estos autos. En la actualidad, siete de los diez modelos de vehículos eléctricos más populares en el mundo provienen de China, un éxito impulsado por empresas como NIO, Xpeng y BYD. Esta transformación no solo ha fortalecido el mercado interno, sino que también ha permitido a China dominar la escena global de los vehículos eléctricos.
El gobierno chino ha sido fundamental en este avance, promoviendo subsidios y exenciones fiscales para facilitar la adopción de vehículos eléctricos entre la población. Con más de 7 millones de automóviles eléctricos en circulación, China lidera el mercado mundial, superando a otros países como Estados Unidos y Alemania. Además, el país ha abierto sus puertas a marcas extranjeras, como Tesla, para satisfacer la creciente demanda, reforzando su posición estratégica como epicentro de la revolución verde en la automoción.